La turbulencia política que vive el Perú acentuada desde el 2016, caracterizada principalmente como una lucha de poderes, entre el poder ejecutivo y legislativo. Es el resultado de un panorama electoral atomizado por la débil institucionalidad en las bases de los partidos políticos y su pobre sistema.
Aquello es aprovechado para dividir y polarizar al país. Según, la BBC "En Perú es mas fácil vacar al presidente que condenar a un asesino". Pero que dice la constitución peruana del Perú, en su artículo N° 115: respecto a la vacancia presidencial. Por impedimento temporal o permanente de la Presidencia de la República, asume sus funciones el Primer Vicepresidente. En efecto de éste, el Segundo Vicepresidente. Por impedimento de ambos, el Presidente del Congreso. Si el impedimento es permanente, el Presidente del Congreso convoca de inmediato a elecciones.
En efecto, un país que pide a gritos estabilidad. Cada día va camino a la ingobernabilidad. Por otro lado la incertidumbre, generada por la crisis política. Desencadena un enfriamiento de la actividad económica principalmente en la inversión y la generación de empleo. Tirar al tacho treinta años de recuperación económica, por un capricho de pocos sin interesarle el desarrollo de muchos.
Ante aquel escenario. No va ser suficientes dispersar el humo y al final del día levantar los muertos. ¡Arderá Troya!. Los hecho demuestran que no han aprendido aún, el resultado. En plena pandemia contra las restricciones, salieron a marchar justificada e injustificada miles de jóvenes en todo el Perú. ¡Es su derecho!
Por último, habría que hacer un mea culpa. ¿Por qué de la situación actual?. En un escenario con pandemia son evidente los problemas estructurales, pero hagamos un esfuerzo y quitémosle el factor pandemia. El modelo es bueno, pero aceptemos que tenemos un grado de responsabilidad por todo aquello. ¡Se pudo y se puede hacer más!.
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